Planteamiento para la Programación de Turnos en Establecimientos de Salud (Parte 1)




Dentro de la planificación de recursos en un establecimiento de salud o una IPRESS (Institución Prestadora de Servicios de Salud), contar con una adecuada programación de turnos de trabajo de todo el personal de la salud, cuya labor está orientada al ámbito asistencial (Decreto Legislativo 1153), es de vital importancia y es el punto de partida de muchos procesos de la institución.

No tener una adecuada programación, conlleva a un menoscabo en la calidad de atención, a tiempos de espera prolongados, a errores en los profesionales para identificar sus turnos de trabajo, a mala asignación de citas, a dificultades en el cálculo de montos de remuneración, e incluso a consecuencias graves si por la mala planificación no se encuentra un recurso, un equipo o un insumo en un momento crítico de la atención, pudiendo afectar la integridad e incluso la vida de algún paciente.

Saber, por ejemplo, del total de consultorios con los que cuenta una IPRESS, cuantos van a funcionar o recibir pacientes cada día y que médico o profesional va a atender en cada consultorio, es de interés para quien admisiona al paciente, para quien realiza el triaje, para quien abastece los consultorios de insumos, para el personal de seguridad, para el personal de limpieza, para los jefes de cada servicio o departamento, y, sobre todo, para el paciente, entre otros involucrados en el proceso.

Teniendo en cuenta entonces el enfoque de gestión por procesos, no formular adecuadamente un rol de trabajo impacta en otros procesos de la entidad, como son el agendamiento de citas, la admisión hospitalaria, el cálculo de brecha de recurso humano, entre otros.

En Perú, el MINSA (Ministerio de Salud) mediante la Directiva Administrativa N° 207-MINSA-DGSP-V01, ha establecido disposiciones técnico-administrativas relacionadas a la asignación de turnos de trabajo para los hospitales e institutos especializados, regulando varios aspectos como son: la duración del turno de trabajo en la consulta externa y en la visita hospitalaria, la jornada laboral mensual (de 150 horas), los tiempos referenciales de atención en la consulta externa, entre otros.

Es Salud (Seguro Social del Perú) por su parte, cuenta con la Directiva de Gerencia General N° 012-GG-EsSalud-2014 y sus modificatorias, que aporta un mayor nivel de detalle por grupo ocupacional y establece otros tópicos como la carga de horas administrativas en las jefaturas. También se ha publicado la Directiva de Gerencia Central de Operaciones N° 001-GCOP-EsSalud-2016 que toma en cuenta aspectos de la demanda como son la concentración de uso y la extensión de uso, así como aspectos de la oferta como son el porcentaje de cumplimiento de horas programadas o el rendimiento; para establecer como estimar el número de atenciones que espera recibir la IPRESS, y de acuerdo a ello, asignar los turnos de trabajo.

Sin embargo, se requiere entrar a un mayor detalle con una metodología a nivel operativo que permita a los profesionales de la salud responsables de planificar los recursos y formular los roles, saber cómo organizarse y finalmente estandarizar como se va a dar el procedimiento de elaboración y publicación de roles de trabajo de todo el personal de salud. Este artículo busca proponer al lector ciertos aspectos de una metodología, que ayude a los profesionales responsables de estos procedimientos, a llegar a buen puerto. 

Para una programación adecuada de un turno de trabajo se requieren de cuatro (4) dimensiones. Estas son el espacio físico, el trabajador, la función y el tiempo:
  1. El espacio físico, es un área de la infraestructura de la IPRESS fácilmente reconocible por el trabajador, en donde se estima va a desempeñar su labor o al menos gran parte de ella, durante el turno de trabajo. Cada espacio físico debe identificarse con un nombre único, correlativo, y que le indique al profesional el piso o la ubicación del mismo. Suele ser un campo que no se modifica regularmente, sin embargo, esto puede cambiar cuando se hacen variaciones en la infraestructura, o cuando se subdivide un espacio de forma manual (es decir, con biombos, cortinas u otro mecanismo de separación que no altere la edificación).
  2. En el trabajador, describimos quién es el servidor que va a ejecutar la actividad, y el perfil profesional del mismo. Esto implica entonces, tener un identificador único para el servidor, en adición a conocer su grupo ocupacional, su modalidad de contrato, su especialidad y su cargo, como mínimo. Este campo tampoco suele modificarse, salvo variaciones en el cargo (por ejemplo, pasar de médico asistente a jefe de servicio) o cambios en la modalidad de contrato.
  3. El tiempo, describe la fecha y la duración de la actividad que va a desarrollar el profesional, especificando la hora de inicio y la hora de término. Cada actividad tendrá siempre un espacio de tiempo definido.
  4. La función, está conformada por el ambiente funcional y por la actividad. El ambiente funcional indica para que labor se está destinando un espacio físico, mientras que la actividad específica con mayor nivel de detalle que se realiza en dicho ambiente funcional.
De la combinación de estas cuatro dimensiones, tenemos una programación de un turno como la siguiente:
  1. Espacio Físico: consultorio 35, segundo piso, plano de ubicación C3
  2. Trabajador: [nombre], médico cirujano, endocrinología, contrato CAS, médico asistente
  3. Tiempo: lunes, 30/01/2023, desde 08:00 horas a 12:00 horas, duración cuatro (4) horas
  4. Función: ambiente funcional - consulta externa endocrinología // actividad - consulta ambulatoria Para poder comprender un poco mejor este planteamiento, hay que tener en cuenta algunas premisas.
Primero, un espacio físico podría ser destinado para varias funciones. Tal es el caso de un consultorio, que podría ser usado para una consulta con cardiología, una consulta con neurología, una consulta con psiquiatría, y así sucesivamente. En caso de requerirse, también puede servir para CRED (control de crecimiento y desarrollo del niño sano, para triaje ambulatorio, para tópico de procedimientos, entre otros. Esto justifica el asignar un ambiente funcional, en el cual se identifique para que va a utilizarse el espacio físico. Con la pandemia por COVID-19, incluso hubo salas de hospitalización quirúrgica que tuvieron que destinarse a manejo clínico de esta enfermedad, constituyendo esto otro ejemplo de variación en el uso de un espacio físico.

Segundo, puede existir más de una actividad en un mismo ambiente funcional, y para un mismo espacio de tiempo. Tal es el caso de la hospitalización, en donde el médico cirujano puede tener como actividades la visita médica, el informe a familiares, la participación en junta médica y la respuesta a interconsultas. Si bien es cierto, no todas estas actividades se realizan en simultáneo e incluso podrían no llegar a darse (si el médico no recibe una interconsulta o no tiene una junta médica programada, la actividad no va a concretarse), deben ser mencionadas en la programación para reflejar la carga de trabajo del profesional.

Tercero, como toda regla, existen excepciones. Hay actividades que por su naturaleza no pueden ubicarse en un sitio o lugar específico. En Perú, debido a la normatividad laboral vigente y según la modalidad de contrato se cuenta con diversos tipos de licencias o permisos como son la licencia por maternidad, la licencia por paternidad, la licencia sin goce de haber, entre otros; además de otorgarse libre al trabajador en su onomástico y la programación de vacaciones.
La ausencia del personal por estos motivos, debería reconocer seis (6) horas de carga laboral por cada día de ausencia, y esto debe representarse en el rol de turnos, cuando esta ausencia es previsible. En estos casos, no hay un espacio físico que pueda asignarse, por lo que tendría que utilizarse un ambiente funcional que represente a este conjunto. La propuesta en este caso es denominar al ambiente funcional como “licencias y permisos”.

Cuarto, tenemos la casuística en la cual un médico cirujano debe atender interconsultas que procedan tanto de hospitalización, como de cuidados críticos y emergencia; como sucede con el médico especialista en cardiología. Tampoco es posible identificar claramente un espacio físico en donde se pueda ubicar al profesional, puesto que se encuentra en constante movilización por la naturaleza de la actividad. En este caso en particular, se propone asignar al profesional en el espacio físico y el ambiente funcional del pabellón de hospitalización cuya especialidad está asociada. Es así que la labor de los médicos que corresponden a una especialidad clínica (como cardiología), se asignará al ambiente funcional de hospitalización medicina, las que corresponden a una especialidad quirúrgica (como urología), al ambiente funcional de hospitalización cirugía y así sucesivamente; a excepción de que la IPRESS cuente con una sala de internamiento específica para la especialidad.

Los lineamientos planteados en la presente, constituyen la base de la propuesta para lograr una programación adecuada. Sin embargo, aún se encuentra pendiente resolver algunos temas que surgen, como son la estandarización de conceptos, la asignación de espacios funcionales, entre otros. Todo ello se detallará en el próximo artículo.

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